cristo coro

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martes, 26 de julio de 2016

Misericordiosos como el Padre: en el poder de la cruz puedes estar en todos los frentes



El mundo está en llamas. ¿Te sientes impulsada a apagarlas? Mira a la cruz. Desde el corazón abierto brota la sangre del Redentor. Ella apaga las llamas del infierno.Haz libre tu corazón con el fiel cumplimiento de tus votos; entonces se derramará en tu corazón el caudal del Amor divino hasta inundar y hacer fecundos todos los confines de la tierra.
¿Oyes el gemir de los heridos en el campo de batalla? Tú no eres médico, ni enfermera, y no puedes vendar sus heridas. Tú estás encerrada en tu celda y no puedes alcanzarlos. ¿Oyes la llamada agónica de los moribundos? Tú quisieras ser sacerdote y estar a su lado. ¿Te conmueve el llanto de las viudas y de los huérfanos? Tú quisieras ser un ángel consolador y ayudarles. Mira al Crucificado.
Si estás esponsalmente unida a Él en el fiel cumplimiento de tus santos votos, es tu sangre su sangre preciosa. Unida a Él eres omnipresente como Él. Tú no puedes ayudar como el médico, la enfermera o el sacerdote aquí o allí. En el poder de la cruz puedes estar en todos los frentes, en todos los lugares de aflicción; a todas partes te llevará tu amor misericordioso, el amor del corazón divino, que en todas partes derrama su preciosísima sangre, sangre que alivia, santifica y salva.
Los ojos del Crucificado te están mirando… ¿Quieres…?
Santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein), Exaltación de la Cruz