cristo coro

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sábado, 19 de marzo de 2016

En el año de la Misericordia: San Juan de la Cruz

Cuando tú me mirabas, es a saber, con afecto de amor, porque ya dijimos que el mirar de Dios aquí es amar, su gracia en mí tus ojos imprimían. Por los ojos del Esposo entiende aquí su divinidad misericordiosa, la cual, inclinándose al alma con misericordia, imprime e infunde en ella su amor y gracia, con que la hermosea y levanta tanto, que la hace “consorte de la misma divinidad”.
Es de saber que la mirada de Dios cuatro bienes hace en el alma, es a saber: limpiarla, agraciarla, enriquecerla y alumbrarla; así como el sol cuando envía sus rayos, que enjuga y calienta y hermosea y resplandece.
Puso en mí él tanto sus ojos después de haberme mirado la primera vez, que no se contentó hasta desposarme consigo.
¿Quién podrá decir hasta dónde llega lo que Dios engrandece un alma cuando da en agradarse de ella? No hay ni poderlo aun imaginar; porque, en fin, lo hace como Dios, para mostrar quién él es.
(Juan de la Cruz, Cántico espiritual, 32 y 33)