cristo coro

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sábado, 23 de enero de 2016

En el Año de la Misericordia: Beata Isabel de la Trinidad

Retazos de sus cartas:
“Hagamos de nuestras jornadas una comunión perenne: por la mañana, despertémonos en el Amor. Durante el día, entreguémonos al Amor, es decir, haciendo la voluntad de Dios, bajo su mirada, con Él, en Él, para Él solo. Entreguémonos todo el tiempo como Él quiera. Y después, al llegar la noche, tras un diálogo de amor que no ha cesado en nuestro corazón, descansemos también en el Amor. Tal vez veamos faltas, infidelidades; dejémoslas al Amor: es un fuego consumidor, hagamos así nuestro purgatorio en su Amor” (20-08-1903).
“Me parece que el alma más débil, incluso la más culpable, es la que debe esperar más, y este acto que ella hace, para olvidarse de sí y arrojarse a los brazos de Dios, le glorifica y le da más alegría que todo el replegarse sobre sí misma y todos los exámenes que la hacen vivir con sus debilidades, siendo que posee en el centro de sí misma a un Salvador que quiere purificarla a cada minuto” (26-11-1905).
“¿Qué importa lo que sintamos? Él es el Inmutable, el que no cambia nunca. Te ama hoy como te amó ayer, como te amará mañana. Incluso si le has ofendido. El abismo de tu miseria atrae al abismo de su misericordia” (Julio 1906).
“Él se alegra de construir en ti por su amor y para su gloria y es Él solo el que quiere obrar, aunque no hayas hecho nada para obtener esa gracia, sino lo que hace la criatura: pecados y miseria. Él te ama así. Él lo hará todo en ti, y llegará hasta el final. La fidelidad que te pide el Maestro es la de permanecer en comunión con el Amor. En las horas en que no sientas más que el decaimiento, el cansancio, le agradarás todavía si eres fiel en creer que Él obra aún, que te ama de todos modos y más aún ” (Octubre 1906).