La palabra
teresiana “paciencia” no significa resignación, sino más bien acogida de la
realidad en la espera y en la esperanza de que Dios intervendrá. Es una palabra
que corresponde a la palabra evangélica hypomoné,
que a menudo se traduce con “perseverancia”, pero que etimológicamente
significa “permanecer debajo”, es decir, llevar el peso de la realidad en la
que vivimos, pero en espera de un cambio y de una liberación obrada por Dios.
Por eso hypomoné y elpís se relacionan a menudo en el
lenguaje del Nuevo Testamento y en especial de Pablo (por ej. 1Ts, 1, 3). Es un
“permanecer pacientemente bajo la carga”, como expresión de amor y de esperanza
por ésta.
Como escribe
Giuseppe Ruggieri: Quien espera en el futuro de la carga que lleva, no la tira
y no la abandona, sino que permanece debajo de ella. Hypomoné es la actitud del cristiano que espera la paz, la gloria y
la belleza de la creación transfigurada para todos los hombres y las mujeres
que puede encontrar y para todas las cosas que puede experimentar; que por
consiguiente acepta -haciéndose cargo- llevar su diversidad respecto al reino,
en una agonía afectuosa que hace compañía a Cristo, como decía Pascal, «hasta
el fin del mundo».
(Cf. Saverio Cannistrà, ¿A
qué nos referimos cuando hablamos de profecía
en la vida consagrada?)